El origen y desarrollo del psicoanálisis puede ser considerado como uno de los sucesos más trascendentes en el origen de la teoría desarrollada inicialmente por Charcot y puesta en práctica, en la consulta privada por Sigmud Freud, a través de experiencias que incluían la hipnosis. Tras hablar con estos pacientes, Freud planteó la teoría de que sus problemas tenían como causa los deseos y fantasías reprimidas e inconscientes de naturaleza sexual, socialmente inaceptables.
Desde que Freud dio a conocer el psicoanálisis en los años 1890, ha ido evolucionando y ramificándose en varias escuelas y técnicas de intervención. Entre los sucesores y contemporáneos están Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion, Jacques Lacan y muchos otros que han refinado las teorías freudianas e introducido las propias. Algunos de los contemporáneos de Freud, como Carl Gustav Jung y Alfred Adler, se distanciaron del psicoanálisis para desarrollar teorías alternativas.
Freud, considerado "el padre del psicoanálisis" fue un médico que se dedicó a estudiar sistemática y acuciosamente el área de la neurología. La sociedad vienesa de su época era una sociedad represiva y mojigata en lo que respecta al ámbito de la sexualidad. Freud se interesa por estudiar una patología muy frecuente en su tiempo: La histeria. (Wikipedia).
Comienza mediante la utilización de técnicas hipnóticas a tratar de aliviar la sintomatología de quienes padecen de este mal, y en su camino, descubre un método terapéutico. Freud inicialmente va a describir minuciosamente una técnica, un procedimiento, que históricamente conocemos como psicoanálisis. El psicoanálisis es inicialmente un instrumento para tratar personas que padecen de esta patología. Si bien en sus inicios se aboca exclusivamente a la cura de las parálisis histéricas (sufridas en una gran mayoría por el sexo femenino), luego abarca otro tipo de neurosis, como la paranoia, la neurosis obsesiva o las fobias.
Freud se va a encontrar con múltiples elementos que pretenden clarificar el origen de la conducta, las emociones, los pensamientos, las motivaciones, los sueños y en fin, de la existencia del hombre. Lo que inicialmente se perfila sólo como un instrumento terapéutico, va a llegar a alcanzar niveles de lo que en filosofía se suele llamar un sistema de pensamiento. No obstante, cabe destacar que el psicoanálisis no es ni intenta ser de ninguna manera una cosmovisión, y que, a pesar de la considerable amplitud alcanzada por su espectro teórico su único fin fue la cura de las neurosis.
Si pretendemos caracterizar bien la seducción de la idea de sustancia, no debemos tener temor de ir a buscar el principio al inconsciente donde se forman las preferencias irreductibles (Bachelard 1,972). Independientemente de la posición en la cual nos coloquemos frente al psicoanálisis, la trascendencia de su pensamiento es incuestionable. Para algunos, "La interpretación de los sueños" es un libro que justifica la pertinencia del pensamiento de toda una época, de toda una generación.
La conciencia es la cualidad momentánea que caracteriza las percepciones externas e internas dentro del conjunto de los fenómenos psíquicos. El término inconsciente se utiliza para connotar el conjunto de los contenidos no presentes en el campo actual de la conciencia. Está constituido por contenidos reprimidos que buscan regresar a la conciencia o bien que nunca fueron conscientes y su cualidad es incompatible con la conciencia. El 'preconsciente' designa una instancia del aparato psíquico constituido por los contenidos que no están presentes en el campo de la conciencia pero pueden devenir en conscientes.
El 'ello la función más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños.
El superyó (o superego) es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas. Es la fuente de orgullo y un concepto de quien pensamos deberíamos ser. Busca soluciones moralistas más que realistas. Por esto, su leitmotif es el principio del deber.
El yo (o ego) Es una parte del ello modificada por su proximidad con la realidad y surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada.
Los papeles específicos desempeñados de las entidades ello, yo y súper yo no siempre son claros, se mezclan en demasiados niveles. La personalidad consta según este modelo de muchas fuerzas diversas en conflicto inevitable.
Múltiple críticas han surgido a esta teoría psicológica, sin embargo, a pesar de la profundidad de la crítica esgrimida en su libro, Hans Eysenck, llega a afirmar que las contribuciones, pueden darse en tres aspectos, una teoría general de la psicología que pretende ocuparse de cuestiones de motivación, personalidad, desarrollo infantil, memoria y otros aspectos importantes de la conducta humana (aun cuando le atribuye un carácter no científico), la segunda contribución sería el método de terapéutica y tratamiento, resaltando que es así como se originó la teoría, al colaborar Freíd con su amigo Bretier para curar a una paciente supuestamente histérica, el caso de Ana "O" y, finalmente el psicoanálisis debe ser considerado como un método de encuesta y observación (Eysenck)